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¿AUTOESTIMA O AUTOACEPTACIÓN?

La palabra Autoestima tiene diferentes interpretaciones; la más común sería: realizar valoraciones y juicios positivos sobre uno mismo y creérselos.

Existen una serie de creencias sobre la autoestima que muchas personas dan por válidas, como que el aumento de la autoestima mejora los niveles de rendimiento, que las personas con alta autoestima son más agradables y causan mejor impresión a los demás, que sus relaciones son mejores o que son mejores líderes. 

Sin embargo, en un estudio de la APA (American Psychological Association) del 2003, los investigadores buscaron evidencias científicas de si estas creencias populares son ciertas y los resultados indicaron, por el contrario, que eran falsas. Se encontró, además, una correlación estrecha entre tener niveles altos de autoestima y ser egoísta, narcisista y arrogante. También se relacionó una autoestima alta con un mayor número de prejuicios y discriminaciones y con una tendencia al autoengaño y a adoptar actitudes defensivas ante comentarios sinceros.

Existen otros aspectos más importantes para tu salud emocional y mental que tener una autoestima alta. Estos son la AUTOACEPTACIÓN, la AUTOCONCIENCIA y la AUTOMOTIVACIÓN.

La llave para desarrollar y potenciar estos aspectos está en la autoconciencia. La autoconciencia es la capacidad de ser conscientes de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Un buen nivel de autoconciencia conlleva una adecuada gestión de las emociones, lo que significa no dejarse llevar por nuestros impulsos y sentimientos, sino aprender a identificarlos, experimentarlos y manejarlos.

Aceptarse a uno mismo es muy valioso, sano e importante. Implica que a pesar de que nos equivoquemos, fallemos o las cosas no sean como pensábamos que serían (expectativas no cumplidas) vamos a contar con nuestro propio apoyo y comprensión libre de juicios. Esto no quiere decir que prescindamos de la autocrítica constructiva, es decir, que no prestemos atención a cómo nos comportamos y que pasemos por alto el impacto y consecuencias de nuestras acciones, sino que simplemente no nos atacaremos con dureza, no nos criticaremos destructivamente ni nos trataremos mal. Cometer errores es lo normal y es un aspecto fundamental del proceso de aprendizaje, pero “machacarnos” por ello durante años porque hemos habituado a nuestra mente a hacerlo así no es sano y nos genera un sufrimiento innecesario.

¿Cómo podemos cambiar el hábito mental de autocriticarnos destructivamente? La idea es entrenar la mente en la autoconciencia y la autocompasión (bondad hacia uno mismo). Si tu mente comienza a atacarte o a engrandecerte, etiqueta este tipo de pensamiento como “juicios”, obsérvalo y déjalo ir. Tú no eres tu mente. Recuerda que las palabras son solo contenidos verbales. Pueden cambiar como el viento. Algunos días tu mente te dirá unas cosas y otros días otras. ¿Son útiles las palabras que te dice tu mente? No te las creas siempre.

También es muy recomendable dejar de juzgar a los demás y no poner etiquetas ni clasificar a las personas.

Y finalmente ¿cómo podemos automotivarnos? La automotivación es una habilidad muy poderosa porque nos ayuda a desarrollarnos y a progresar. Más allá de establecer un diálogo interior que nos anime e impulse a realizar determinadas acciones, la motivación puede crearse a través de la realización de acciones comprometidas y acordes con nuestros valores. Puedes preguntarte: ¿Qué tipo de persona quiero ser? ¿Qué quiero conseguir para mi vida? ¿Qué acciones he de realizar para avanzar en el sentido de mis valores?

Comprometerse con la realización de las acciones que pueden llevarte a alcanzar los objetivos que tú valoras, más allá de que hoy tengas ganas o no de hacerlas, es la mejor manera de automotivarse. La propia realización de la acción despertará y nutrirá tu motivación.

Lidia Viana Catalán. Psicóloga col. núm 11.402. Especialista en Bienestar emocional.

Escrito por
Lidia Viana
12/11/2021